Como la mayor parte de las veces, los comienzos no fueron fáciles. Y en este caso, criar a tantos hijos no fue excepción. Por ello, Sinesio señala con tristeza que una de las mayores dificultades fue tener que emigrar a Alemania y dejar a
su familia durante cinco años. Aun así, su mujer Lupi contó con la ayuda de su suegro para sacar adelante a sus pequeños y también con sus hijos más mayores que estaban ahí para echarla una mano. Actualmente es difícil encontrar un matrimonio con 11 hijos, ellos mismos lo reconocen y manifiestan que hoy en día no habría sido así, pero no por ello se arrepienten de haber formado una familia tan grande. Y no es para menos porque gracias a Dios, a día de hoy, todos están bien. Una de las características de esta gran familia, que forman ya unos 60 miembros, es la unión y para mantenerla se suelen reunir, como cuenta la tatarabuela, "al menos dos veces al año porque si no, al ser tantos, es difícil coincidir".
su familia durante cinco años. Aun así, su mujer Lupi contó con la ayuda de su suegro para sacar adelante a sus pequeños y también con sus hijos más mayores que estaban ahí para echarla una mano. Actualmente es difícil encontrar un matrimonio con 11 hijos, ellos mismos lo reconocen y manifiestan que hoy en día no habría sido así, pero no por ello se arrepienten de haber formado una familia tan grande. Y no es para menos porque gracias a Dios, a día de hoy, todos están bien. Una de las características de esta gran familia, que forman ya unos 60 miembros, es la unión y para mantenerla se suelen reunir, como cuenta la tatarabuela, "al menos dos veces al año porque si no, al ser tantos, es difícil coincidir".
¿Y de dónde es este matrimonio? Si nos acercamos a Pino del Río, su pueblo, podremos ver a Sinesio en su bar leyendo el periódico o hablando con la gente, paseando -cuando el tiempo lo permite- e incluso andando en bicicleta por la zona porque a pesar de las nueve décadas que lleva bajo la espalda, circula sobre las dos ruedas como si del mismísimo Contador se tratase. Un ejemplo de cómo, a pesar de los años, se puede mantener la vitalidad y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, que al final son las que merecen la pena. Por su parte, a Lupi nos la podemos encontrar por la tarde echando la partida con las mujeres del pueblo, pasatiempo con el que se entretiene y pasa los días. Y es justo ese momento, "el de la brisca", en el que se olvida de cualquier malestar y desconecta. A veces pensamos que cuando uno se hace mayor sólo tiene la opción de pasar el día en casa, en el sofá o en la cama y limitarse a ver la tele, pero estamos equivocados. Hay que buscar actividades diferentes que nos entretengan, pasear siempre que se pueda, conversar con la gente... En definitiva, no aislarse. Vivir.
Publicación para la revista SEMENTERA: Mundo Rural en Palencia (octubre 2015)