Hace unos domingos visitaba a mis abuelos en el pueblo. No era una visita normal, más bien era una despedida porque no podré verlos durante unos meses. Por ello, esa tarde, fue especial. Estuvimos hablando, viendo la televisión, tomando unas pastas… y en relación a la conversación surgió el tema de las personas mayores. Mi abuela, recordó un texto de Conrado Pelaz Canal (natural de Villambroz, 1909) que quiso leernos a mi madre y a mí. Parte del escrito, que me parece interesante recoger aquí, decía:
"Yo sé de muchos jóvenes que al pasar cerca de un anciano ni siquiera le miran. ¿Es que creen que ellos nunca van a ser ancianos? También nosotros fuimos jóvenes y hasta aquí llegamos, por fortuna. ¡Cuántos otros emprendieron este camino y no pudieron llegar! Sucumbieron antes, por desgracia.
No saben estos jóvenes, la alegría que nos darían si al pasar cerca de nosotros nos dijeran, siquiera, ¡hola!, ¡qué hay!, ¡buenos días o tardes o hasta pronto! O alguna otra admiración como éstas.
Pensad jóvenes queridos en el futuro, que algunos, ancianos llegaréis a ser y Dios quiera que vuestros hijos y vecinos os sepan mucho querer. Un consejo os voy a dar, el que dice el poeta: "Queramos a los mayores, demostrémosles amor, que si se sienten queridos, dándoles nuestro cariño, suelen ser agradecidos".
Escuchar estas palabras de la boca de mi abuela me hicieron reflexionar. Es verdad que muchas veces, los jóvenes, no apreciamos lo que debiéramos, a las personas mayores. No valoramos su experiencia, su sabiduría, ni su andadura en la vida. Y tantas, tantas, lecciones que nos pueden ofrecer. Nosotros, los jóvenes pensamos que la juventud, en la que estamos de paso, es eterna y que nunca llegaremos a ser como ellos. ¡Qué equivocados estamos! Precisamente, ahora opino que hacernos mayores y alcanzar la vejez, es uno de los regalos más grandes que nos otorga la vida ya que, como indicaba Conrado Pelaz, "algunos lamentablemente se quedan a mitad del camino". Más que alejar y distanciar a nuestros mayores, lo que deberíamos hacer es mostrarles a diario lo importantes que son para nosotros, manifestarles que no estorban y que aún siguen siendo imprescindibles, porque lo son. Deberíamos verles como esos ejemplos a los que seguir ya que han llegado hasta ahí con menos facilidades de las que disponemos nosotros en la actualidad. Además, amigos míos, opino que "no hay que lamentarse por envejecer pues es un privilegio negado a muchos", por ello mismo, si la juventud es un "divino tesoro", la vejez podríamos considerarla una gran fortuna. Así que, ¡a disfrutarla!
Publicación para la revista SEMENTERA: Mundo Rural en Palencia (abril 2016)
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